We Tripantu

El 21 de junio comienza el invierno. Es el alba de un nuevo ciclo, de un nuevo comienzo. Ahí entramos en un tiempo especial, un tiempo de revelación, lo que las comunidades le llaman Wiñol tripantü o Wetripantü, que vendría a traducirse como “la nueva salida del sol”.  Ahí, celebramos que el sol ya no puede irse más lejos. La noche ya no puede ser más larga y el día irá ganando espacio. Que significativo es saber que el sol ya no puede alejarse más y la noche no puede avanzar más. Toda la tierra volverá a cargarse de su fuerza vital. Hay como una esperanza en ese gesto del sol en pleno invierno. Una esperanza que no se siente tan presente en el cuerpo como si ya tuviéramos el calor y la luz de sol en plenitud sobre nosotrxs. Es una esperanza que nace de la humilde certeza y confianza que la noche, el frio retrocederán… pero eso no pasará hasta mucho después. Es el ya pero todavía no de nuestra fe en el Resucitado, en el Reino. Tenemos indicios, vemos que está presente, pero aún no en plenitud.

Lo que las comunidades celebran es día, lo vivimos todxs al ser cuerpo, al ser tierra, al ser naturaleza. Es crisis, es crecimiento, es necesario. Tiempo de noches largas larga, fríos que calan los huesos que nos enseñan a callar y sentir cómo la creación entera descansa y se renueva, silenciosa en ese abrazo frío y húmedo. Nos vuelve hacia dentro, hacia las raíces, como intentando reconectarnos con nuestros fundamentos. Vincularnos con ella nos enseña a entender tantas noches, fríos y lluvias de nuestras vidas personales y comunitarias.

Si la tierra se renueva, nosotros -que somos tierra- también. Desde la sabiduría de los sabios mapuche se nos habla de los espíritus protectores de cada viviente que hay en la naturaleza. Le nombran como los Ngen. Ellos cuidan cada elemento de la naturaleza, le habitan, le cuidan, le animan. Con ellos y a ellos se les ruega para no hacerles daño y poder convivir en armonía. Es una relación de reciprocidad. Le pedimos permiso para entrar a su lugar como cuando queremos sacar una planta medicinal o acercarnos al mar. Se sabe que estamos interrelacionados con ellos. Como dice un kimnche (sabio) de una comunidad cercana, a propósito del sentido comunitario de la celebración de Wetripantü:

En la tierra existen los Ngen. Están las cascadas, las aguas que corren, el mar, los cerros sagrados, los volcanes, las estrellas en el medio del cielo, el sol, la luna, ninguno está solo, nada existe en soledad, todos tienen un Ngen.

¿Cuánta falta nos hace aprender a pedir permiso en nuestras relaciones? Al parecer el modelo nos impulsa a acaparar antes que el otro. Con desenfreno a buscar lo que yo necesito antes que lo que nosotros necesitamos como comunidad de vivientes. Pedir permiso para comenzar el día, para sentir el día, para sentir la noche, para sentirnos mutuamente. Actitud que nos abre al milagro del otro (persona y naturaleza) en la vida.

Carlos Bresciani Sj.